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Reconociendo al personal de servicios sociales, tejedores y tejedoras de relaciones humanas

Reconociendo al personal de servicios sociales, tejedores y tejedoras de relaciones humanas

Este blog se publicó originalmente en el sitio web de Frontline Health Workers Coalition

Nidia Vargas es la Especialista de Servicios Sociales Regional Huila, al sur del país, del programa HRH2030 en Colombia. Es magister en psicología clínica y de la familia con diez años de experiencia en atención a comunidades vulnerables y familias. Como asesora, directora de proyecto, líder en servicios sociales y coordinadora de la Fundación Amor y Vida Social, Nidia ha liderado esfuerzos para reducir barreras a la educación, bienestar, y paz, promover derechos y prevenir violencia infantil en comunidades de Huila y Caquetá. Ella también ha trabajado con la Agencia Colombiana de Reintegración y la Corporación Casa de la Memoria Quipu Huasi.

Los niños y niñas representan el futuro de Colombia. Sin embargo, muchos de ellos se ven afectados por el pasado del país, con las cicatrices de décadas de conflicto civil alojadas en lo profundo de la psique de generaciones de familias. Esto es particularmente cierto en el departamento de Huila, hogar de más de 252,000 niños y niñas que representan 25 por ciento de la población total.

Según datos del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), en la primera mitad del 2019 se reportaron casi 1,000 casos de violencia física y psicológica, negligencia, y otras clases de abuso infantil en Huila. El cómo apoyamos a estos niños y niñas tendrá un impacto enorme en su salud física y mental ahora y a lo largo de su adultez. Es en este contexto que trabajadores sociales, como yo, trabajamos para protegerlos y para promover su bienestar.

En este Día Mundial del Trabajo Social, démosle un reconocimiento al trabajo que los trabajadores sociales hacemos para mejorar la salud y el bienestar de niños y niñas y sus familias. Tenemos el rol crucial de trabajar para prevenir la violencia y de identificar el abuso en etapa temprana. Cuando diagnosticamos un caso, somos responsables, junto a profesionales de otras áreas, de establecer la mejor ruta para brindar cuidado y protección.

Nuestro trabajo también incluye acompañar a las víctimas de violencia durante su recuperación y apoyar su desarrollo personal, al mismo tiempo que velamos por su salud mental. Nuestra recompensa más grande es ver el rostro de los niños y niñas transformarse de angustia a alegría, de impotencia a decisión. Como lo explica mi colega, la psicóloga Lorena García, “he tenido la satisfacción de recibir el agradecimiento de las personas, ver las sonrisas de los niños y la tranquilidad de las madres ante la orientación que les puedo brindar. Ver los avances en las familias es mi mayor motivación.”

Nosotros entendemos que relaciones familiares más estrechas ayudan a proteger a los niños y niñas de la violencia, y que son un elemento clave en la recuperación de las víctimas. Así que, lo que hacemos es tejer los hilos invisibles de estas relaciones para convertirlos en una red de seguridad más fuerte para garantizar el bienestar familiar: somos tejedores de relaciones humanas.

En esta línea de trabajo, las emociones de las personas con las que trabajamos, así como las nuestras, están siempre presentes, cosa que dificulta nuestra labor. En muchas oportunidades sentimos el dolor del otro como si fuera nuestro y eso tiene un impacto, también, en nuestra salud mental y emocional.  Por este motivo, para ser un trabajador o trabajadora social uno debe tener un balance muy delicado de inteligencia emocional y habilidades profesionales. Lastimosamente, en Colombia hay una escasez de instituciones que formen nuevos profesionales en ciencias sociales y humanas que se necesitan para la fuerza laboral de servicios sociales. Esto nos presenta un desafío muy grande. En todo el departamento de Huila, por ejemplo, hay solamente un establecimiento público de educación superior: la Universidad Surcolombiana.

Es por esto por lo que el apoyo de organizaciones públicas y privadas, y de otros donantes, es siempre bienvenido.  Uno de esto programas es Recursos Humanos para la Salud en 2030 (HRH2030 por sus siglas en inglés), que trabaja junto al ICBF entrenando a trabajadores y trabajadoras sociales para fortalecer y expandir los servicios sociales en Huila y La Guajira. Ofrecemos entrenamientos en habilidades duras y blandas directamente a los trabajadores y trabajadoras para aumentar la capacidad local. HRH2030 también trabaja a un nivel más estratégico con el ICBF, contribuyendo al desarrollo e implementación de una estrategia nacional, y el apoyo de programas nacionales como Mi Familia y Ni Uno Más. Más apoyo de este tipo y una mayor inversión en los y las trabajadores sociales son necesarios siempre, no solo en el Día Mundial del Trabajo Social.

Para garantizar la salud y el bienestar de todos los niños y niñas, necesitamos una fuerza laboral de servicios sociales más fuerte, que sea capaz de monitorear los diferentes espacios que estos frecuentan: escuelas, barrios, e incluso hogares. En mis años de experiencia he tenido la suerte de recorres todos estos espacios y he aprendido de cada experiencia y caso. He visto la resiliencia que tienen los niños y niñas, sus familias y los mismos colegas con los que trabajo. Y a pesar de que los ambientes en los que trabajamos parecen complejos, tenemos una gran vocación de servicio, la habilidad de aprender de cada persona con la que trabajamos, y la certeza de que muchas veces somos la mejor alternativa para garantizar el bienestar de nuestra juventud.

Soñamos con una comunidad más resiliente que pueda enfrentar todo tipo de desafíos y en la que podamos cuidar mejor a nuestros niños y niñas. Con este objetivo en mente es que llegamos nosotros, los tejedores y tejedoras de relaciones, con nuestros hilos y ganchillos a unir, puntada a puntada, a nuestras familias y nuestras comunidades para darle a nuestra juventud la niñez que se merece.

Photo: Nilbellys Pimienta Ramirez, una trabajadora social del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, sujeta a un bebé dueante una visita al hogar en Riohacha, Colombia. HRH2030